LA LINEA DEL FIN
Como
fuera que hubiese ocurrido sentía que despertaba de algo semejante a un letargo
extraño, pesado y embrutecedor que no le permitía recordar nada. Estaba en una
playa solitaria acompañado apenas del sonido del agua en forma de olas que se
estrellaba contra las envejecidas rocas y por momentos volvía a quedar
tranquila. Solo sentía un leve dolor de cabeza que se agudizaba cuando el ruido
del oleaje y volvía a la extrañeza del momento inicial. Estaba en el lugar más
extraño. Al frente tenía un mar inmenso que no le daba sino una aterradora
incertidumbre en sus movimientos rizados y en su ruido de olas, al volver la
espalda se encontraba con otro incierto paisaje de inmensas extensiones de
arena con rizos estáticos parecidos a las olas, pero en serena quietud a esa
hora. Se encontraba pisando el borde de la más extraña línea que dividía el
desierto del mar. Y qué más allá no había nada más. Era lo único que quedaba
del recién aniquilado mundo, pero no sabía cuánto tiempo iba a demorar en
saberlo.
Este viaje es mejor hacerlo solo...
ResponderEliminarMuy bueno.
Saludos.
Gracias, Diego por leer y comentar.
Eliminarel fin de fines, al fin
ResponderEliminarGracias por leer y comentar.
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